El viernes pasado, Marta tuvo que ir al dentista, y allí le vieron que uno de sus dientes definitivos venía empujando con fuerza a un dientecillo de leche que no acababa de caerse. El dentista decidió sacárselo.
Por lo cual volvió a pasearse por el "club del mellao" y a adquirir el grado 2, el que se consigue cuando ya se han caído dos dientes.
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