Educar es lo mismo que poner un motor a una barca, hay que medir, pensar, equilibrar, y poner todo en marcha. Pero para eso, uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo y medio de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, mientras uno trabaja, que esa barca, ese niño, esa niña, irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hacia islas lejanas. Gabriel Celaya

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lunes, 17 de febrero de 2020

JUGANDO AL TENIS

Como hoy íbamos de tenistas, hemos jugado al tenis, con unas raquetas que había en clase (en realidad son matamoscas) y con globos...


Lo que pasa es que los globos eran unos restos de hace varios años, y algunos se explotaban nada más hincharse).

Pero lo importante es que lo hemos pasado bien. ¡Esto tenemos que repetirlo!


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