Educar es lo mismo que poner un motor a una barca, hay que medir, pensar, equilibrar, y poner todo en marcha. Pero para eso, uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo y medio de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, mientras uno trabaja, que esa barca, ese niño, esa niña, irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hacia islas lejanas. Gabriel Celaya

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martes, 9 de abril de 2019

TALLER DE BOLLITOS POLACOS

Cuando a Hugo le tocó exponer su trabajo sobre Polonia trajo unos ricos bollitos polacos rellenos de mermelada de arándanos o de melocotón.

En la semana cultural, Gema y Raúl los papás de Hugo, vinieron al colegio para hacer con los niños y niñas de 5 años, esos riquísimos bollitos polacos.
Preparamos muy bien todos los ingredientes y los batimos con una batidora muy potente. En esos momentos estábamos las dos clases de 5 años juntas
Luego Gema y Raúl repartieron trocitos de masa ya hecha y reposada para que la pudieran amasar cada uno de los niños y de las niñas, y rellenarla a su gusto. Por eso, para amasarla bien, cada uno en su mesa, se separaron las dos clases.

Le dieron la forma a los bollitos, como si fueran empanadillas, los rellenaron a su gusto y los guardaron en bolsitas para llevarlo a casa y poder hornearlo allí.
Seguro que salieron riquísimos.

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