Educar es lo mismo que poner un motor a una barca, hay que medir, pensar, equilibrar, y poner todo en marcha. Pero para eso, uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo y medio de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, mientras uno trabaja, que esa barca, ese niño, esa niña, irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hacia islas lejanas. Gabriel Celaya

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domingo, 18 de noviembre de 2018

MÁS SOBRE EL PROYECTO

Más aportaciones sobre el proyecto esta semana.
Luis nos trajo un libro hecho junto con su familia sobre las constelaciones.
Lo chulo del libro es que si le daba directamente la luz del sol y luego lo ponías a oscuras las estrellas brillaban en la oscuridad.
Marta también nos trajo un libro sobre el Universo. En su explicación, nos mostró que bastaba iluminar los astros que traía dibujados con la luz de una linterna y luego ponerlos en un sitio a oscuras, para verlos brillar. (Nuestra clase no se oscurece totalmente, con lo que teníamos que conformarnos con verlo debajo de unas faldillas, es un poco "cutre", pero divertido. Y funciona.
Marta también nos trajo una explicación sobre las fases de la luna, con lo que aprovechamos para volver a ver el experimento de Diego García, el móvil de Martín y la lámpara de Luis, sobre las fases de la Luna.

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