El último día de curso, andábamos muy afanosos porque queríamos terminar nuestro disfraz de troglodita para sacarlo puesto a las dos, y con tan mala suerte que los papeles pegados a las bolsas de plástico se empezaron a caer según nos los poníamos.
La idea de Concha era grabarlos cantando la canción del hombre de Cro-magnon, pero tan enfrascados estábamos que de pronto, unos minutos antes de las dos, llamaron a la puerta... un buen grupo de papás y mamás que podían acudir a esa hora estaban esperando en el pasillo...
Venían a despedirse en nombre de todos los que allí no podían estar.
Les cantamos la canción con los trajes a medio descomponer... (al final no hice el vídeo) y me dieron un precioso regalo que me llegó al corazón.
Muchas gracias familias. Ha sido un lujo trabajar codo con codo con vosotros estos dos años.
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