Educar es lo mismo que poner un motor a una barca, hay que medir, pensar, equilibrar, y poner todo en marcha. Pero para eso, uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo y medio de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, mientras uno trabaja, que esa barca, ese niño, esa niña, irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hacia islas lejanas. Gabriel Celaya

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jueves, 7 de junio de 2018

CUEVA DE MALTRAVIESO

La tenemos al lado del colegio. O quizá debajo.
Ha sido nuestro colofón al proyecto. Emocionante, divertido. Nos ha servido para aprender más y para evaluar lo ya aprendido.
Menos mal que nos autorizaron la visita, porque en junio es difícil que dejen salir del aula. Pero en este caso, merecía la pena.
Una mañana de junio, bastante fresquita, por cierto, los niños y niñas de 4 años B, del CEIP Alba Plata de Cáceres, junto a dos madres, un padre y su maestra, fuimos a la esperada visita a la cueva.
Realmente a la cueva no se entra ya que se podrían estropear los tesoros que pueda haber en ella (aunque debo confesar, que yo entré hace más de 30 años con un simple permiso del Ayuntamiento).
La visita al centro de interpretación de la Cueva de Maltravieso está muy lograda. Los monitores o guías que tuvimos lo hicieron fenomenal. Es a propósito para niños pequeños.
Primero vimos algunos de los paneles explicativos de la cueva.
Luego nos hicieron una narración escenificada en la que participaron los niños y niñas de la clase, y en la que aprendimos que tipo de flora y fauna había en los alrededores de la cueva cuando esta estaba habitada por personas de la Prehistoria.


Posteriormente, en grupos pequeños, fuimos pasando a la pequeña representación de la cueva, que aunque es pequeñita, nos impactó. Terminamos viendo un vídeo sobre un cazador que cae herido y muere en la cueva. Un poco lúgubre, pero era la forma de vida en aquella época.

Al terminar la película, ya era la hora de merendar, por lo que en el la explanada exterior comimos los bocadillos y jugamos un buen rato (los que terminaron pronto, claro).
De vuelta al centro nos dividimos en dos grupos. Unos estuvieron viendo como hacían los hombres de la Prehistoria los dibujos de manos en positivo (como las solemos hacer en clase de infantil) y en negativo... dificilísimo.
Este es el resultado
El otro grupo estuvo investigando sobre cómo podrían hacer las puntas de flecha. Y este fue su resultado.


Felices y contentos volvimos al colegio con nuestros trofeos.



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