Cuando estábamos en tres años y estudiábamos el Maravilloso sabor de la Luna, decidimos hacer una cápsula del tiempo ya que la Luna nos había enviado un mensaje. Cada un@ de l@s niñ@s trajo a clase un pequeño juguete y también una carta escrita por su familia. La idea era guardarlo todo en una caja, bueno, en dos cajas, una para 3 años A y otra para 3 años B y ya veríamos que hacíamos con ellas... y en esas estábamos, cuando un día, de buena mañana, oímos un ruido infernal y unos golpes en la puerta, y las cajas, que estaban en el pasillo desaparecieron.
El ruido venía del gorrocóptero de Doraemon que había estado por allí y se había llevado las cajas al futuro... ¿Qué sería eso? Luego llegó la pandemia y el confinamiento y nunca más nos acordamos de las cajas.
Sin embargo, este viernes, fuimos a la biblioteca, todos juntos, como nos gusta ir últimamente ahora que podemos y acababa Mónica de leernos un cuento muy bonito, cuando unos golpes en las puertas nos sobresaltaron... ¿Qué pasaba?
Abrimos precipitadamente y allí estaba Doraemon... justo el día que había vuelto de casa de Lucas, con una caja plateada en una puerta de la biblioteca y con otra caja amarilla y morada en la otra puerta. ¡¡NO ENTENDÍAMOS NADA!!
Como ya sabemos leer bastantes cosas, descubrimos que en las cajas ponía Cápsula del tiempo... y claro, nos acordamos que hace ya un poco más de un par de años, habíamos guardado allí algunas cositas que se habían ido con Doraemon al futuro.
Nos fuimos a nuestra clase y allí abrimos los sobres con las cartas de nuestras familias, muy emocionantes, que no pongo aquí porque quedan reservadas a la intimidad, y sus pequeños juguetes. Algun@s de ell@s ni se acordaban de lo que era.
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