Educar es lo mismo que poner un motor a una barca, hay que medir, pensar, equilibrar, y poner todo en marcha. Pero para eso, uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo y medio de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, mientras uno trabaja, que esa barca, ese niño, esa niña, irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hacia islas lejanas. Gabriel Celaya

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jueves, 2 de junio de 2022

EL CLUB DEL MELLAO SIGUE REPITIENDO CON SUS SOCIOS

 Romeo y Álvaro siguen perdiendo dientes. Aquí nos muestran sus sonrisas melladas y su diploma por su segundo y cuarto diente perdidos. Están muy graciosos.

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