Educar es lo mismo que poner un motor a una barca, hay que medir, pensar, equilibrar, y poner todo en marcha. Pero para eso, uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo y medio de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, mientras uno trabaja, que esa barca, ese niño, esa niña, irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hacia islas lejanas. Gabriel Celaya

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viernes, 8 de noviembre de 2019

UN PASEO POR EL BOSQUE

Todo el mundo tiene sus debilidades y sus fortalezas. Entre mis debilidades está la de trabajar la parte corporal. 
Gracias a Mónica y a su propuesta de hacer un recorrido por el bosque, hemos tenido la experiencia de saltar, reptar, subir a puentes y pasarelas... 
Y pasear por el bosque.
Esta actividad se ha realizado en varias sesiones y se ha podido comprobar cómo poco a poco iban afianzando lo que tenían que hacer e iban tomando el pulso al paseo.
Pusimos la alfombra numérica y tenían que saltar en ella para pasar al bosque.


En las dos últimas sesiones también tenían que coger los frutos del otoño y contarlos, incluyendo así las matemáticas en la propuesta.
Aquí podemos ver una pequeña muestra de ese paseo, en este caso, siguiendo a la maestra y escuchando el Otoño de Vivaldi... la pena es que a veces, saltan los anuncios

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