Educar es lo mismo que poner un motor a una barca, hay que medir, pensar, equilibrar, y poner todo en marcha. Pero para eso, uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo y medio de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, mientras uno trabaja, que esa barca, ese niño, esa niña, irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hacia islas lejanas. Gabriel Celaya

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miércoles, 14 de diciembre de 2022

NUESTRO ÁRBOL DE NAVIDAD

 Una buena decoración navideña que se precie, tiene un arbolito de Navidad.


En nuestra clase hemos estrenado este... 

Y todos han contribuido a ir poniendo los adornos. Nos ha hecho mucha ilusión.

Y lo último... la estrella


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