Bonito día de la PAZ hemos tenido.
Llevamos varios días intentando sentir y transmitir el valor de LA PAZ. No siempre lo conseguimos, y a veces, algunos se enzarzan en pequeñas peleas. Pero todo son aprendizajes y yo sé que lo vamos a conseguir.
En nuestra clase ya comenzamos el viernes, pintando un cartón con la forma de la copa de un árbol. En concreto la copa de un ginkgo biloba, al que se considera como el árbol de la Paz por ser el único árbol que volvió a rebrotar después del estallido de la bomba atómica de Hiroshima.
¿Y por qué un árbol? Bueno, estamos metidos de lleno en el proyecto de Ecomorfosis de Agrupaciones de Centros Educativos, trabajamos para poder ser una ecoescuela a través del proyecto Growing Green del programa Erasmus +, y además, por si fuera poco, en el proyecto Lola, en el que participamos para fomentar el respeto a la diversidad y a la igualdad entre hombres y mujeres, se nos había propuesto hacer unos abanicos... Pues ¿qué mejor que decorar nuestro árbol cuyas hojas tienen forma de abanicos? Como diría mi querida compañera Mónica esto ha sido la cuadratura del circulo.
Y para seguir cuadrando, primero nos leímos Wangari y los árboles de la PAZ (menos mal que nos lo había traído Kylie al colegio, porque era complicado hacerse con el que tenemos en la biblioteca, y menos para esta fecha tan señalada).
Esa copa de ese árbol había que decorarla con material reciclado. Las niñas y niños de 3 años B estuvimos hablando sobre palabras de paz, y después de anotarlas, Isabel, nuestra profe de religión escribió las palabras en palillos de colores.
Decoramos nuestro árbol con tapones y palillos de colores. Todo muy abeenero.
Todo el proceso nos duró un rato más largo del que pensábamos, e incluso cambiamos maestras.
Terminado todo, colocamos nuestra copa de árbol en su sitio (Fuimos los primeros). Y a disfrutarlo.
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