En la vida intensa que manteníamos en nuestra bonita clase de infantil, a veces llevábamos a Doraemon, nuestra mascota, a la carrera. Se nos olvidaba, corríamos a dárselo a quién le tocaba... PERO SIEMPRE ÉRAMOS FELICES CON ÉL BAJO EL BRAZO.
Después vino el "coronabicho" y tuvimos que irnos a casa. Doraemon seguirá esperando nuestra vuelta, protegiendo la clase, para que nadie entre en ella.
Hasta entonces, así contaron su aventura con Doraemon... los que pudieron llevarlo con ell@s.
¡HASTA PRONTO DORAEMON!
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